sábado, 19 de enero de 2013

1779 : Bernardo de Galvez (1ª parte )





A pesar del tremendo poderío militar y económico del imperio británico, la guerra de la independencia americana contra los rebeldes continuaba sin pausa.

En 1779, representantes de los comerciantes y ciudadanos realistas de las colonias del sur habían viajado a Londres para suplicar el envío de tropas británicas a las colonias. En octubre de ese mismo año los británicos trasladaron 3.500 soldados de Rhode Island hacia las colonias del sur, y en mayo del año siguiente, un ejercito británico compuesto de más de 8.500 soldados, al mando del  teniente general Henry Clinton zarparon de Nueva york en dirección a Charleston.

La captura de dicha ciudad podia suponer el colapso de la resistencia en la región, dejando a las colonias del norte en solitario contra los britanicos,a la vez que proporcionaría  a los ingleses puertos seguros para su flota, para continuar combatiendo a los navíos franceses en el Caribe.

En el verano de 1780, parecía que la estrategia británica iba a dar sus frutos. Con refuerzos llegados de Georgia y de la antigua Florida española, Clinton y su ejército, de más de 17.000 hombres,pusierorn sitio a Charleston.Tras un brutal asedio de 6 semanas, con constantes bombardeos artilleros, Charlestón se rindió el 12 de mayo. Los alrededor de 5.000 soldados rebeldes de la guarnición fueron hechos prisioneros.La rendición de las tropas del general Benjamín Lincoln fue la mayor pérdida de las tropas norteamericanas en la guerra por su independencia.


 Mientras tanto, España, que había sufrido fuertes pérdidas en la guerra de los siete años contra los ingleses, habi empezado a mover sus peones en la zona.

España no quería enfrentarse a los británicos hasta que no estuviese todo preparado. Y en 1776, comenzo a suministrar secretamente a los rebeldes americanos cañones, armas, pólvora y uniformes. Como la flota británica controlaba prácticamente toda la costa este, los españoles utilizaron el rio Mississippi como una importante ruta de abastecimiento para los rebeldes americanos.

La tarea de mantener esa ruta abierta se le encomendó a Bernardo de Galvez, gobernador de Luisiana, de 33 años de edad, sobrino de José de Galvez, virrey de nueva España, e hijo de Matías de Gálvez y Gallardo, uno de los mejores consejeros militares del rey Carlos III.


 Gálvez había nacido en un pequeño pueblecito cerca de Malaga, en julio de 1746.Muy competente, educado en leyes y administración, entró en la carrera militar, y a los 16 años ya ostentaba el grado de teniente, conseguido en la guerra contra Portugal. Llego a las colonias americanas en 1762, y allí combatió a los apaches, resultando gravemente herido.

Volvió a la península ibérica en 1772, y fue destinado al regimiento Cantabria,acantonado en Francia.En 1775 participa en la desastrosa expedición contra Argel, donde es herido de nuevo.

Y en 1776 se le designa gobernador de Luisiana, cedida por Francia a España en 1763, en compensación por la cesión de florida a los ingleses tras la guerra de los 7 años.

Mantener la ruta de avituallamiento con los rebeldes americanos no era fácil.New Orleans estaba repleta de espías británicos. Y la mejor opción de Galvez fue colaborar con Oliver Pollock, un patriota americano de origen irlandés que arriesgo su cuantiosa fortuna para ayudar a la revolución.Juntos, Galvez y Pollock consiguieron eludir la vigilancia británica y enviar cuantiosos envíos de armas y municiones a los rebeldes.

En abril de 1979, cuando el rey Carlos III de España estaba seguro de que sus fuerzas estaban preparadas, envió un ultimátum a los ingleses. Entre otras exigencias, los españoles reclamaban que los Estados Unidos de América fueran reconocidos como un país independiente. Los británicos rechazaron las reclamaciones españolas y declararon la guerra.

España respondió con su propia declaración de guerra el 21 de junio, seguida por otra declaración en las que se autorizaba el uso de la fuerza contra los británicos por parte de las tropas coloniales españolas.

La declaración oficial de guerra llego a la Habana el 17 de julio, y el capitán general envío inmediatamente copia a Galvez.Pensando que la primera acción ofensiva de los ingleses seria atacar la Habana, Galvez incremento sus preparativos militares.

Gálvez reunió a los ciudadanos de new Orleans y los llamo a defender Luisiana.

La campaña contra los británicos se coordino desde la Habana, que era el centro estratégico del poder militar español en el Caribe. Tras la derrota contra los ingleses en 1762, durante la guerra de los siete años, las fuerzas militares españolas allí acantonadas habían sufrido un profundo proceso de reconstrucción.

Bajo el liderazgo del capitán general Ambrosio Funes de Villalpando, conde de Ricla, se llevo a buen fin la política de entrenar y armar a los ciudadanos cubanos.

El conde también creo dos batallones compuestos de mulatos y negros, creyendo que serían los mejores voluntarios para defender su propia isla.

La estrategia española consistía en tomar los enclaves fortificados británicos de Mobile y Pensacola, al este de new Orleans, en la misma costa del golfo de mexico.


 Gálvez comenzó a preparar lo que sería una larga campaña. En julio de 1779 envió emisarios al gobernador de Texas donde los vaqueros españoles manejaban enormes rebaños de animales en la zona de Bejar (hoy, ciudad de san Antonio).Un mes después, mas de dos mil cabeza de ganado llegaron a Luisiana para servir de alimento a las tropas de Gálvez.

En agosto,Galvez reunió a las diferentes tropas y milicias que formarían su ejercito.la tropa inicial se componía de 600 soldados, incluyendo 170 soldados veteranos,330 reclutas de mejico y las islas canarias,60 ciudadanos pertenecientes a las milicias locales,80 cimarrones ( esclavos liberados ) y 7 voluntarios americanos, entre los que se  incluía Oliver Pollock.

Gálvez consiguió reclutar otros 600 hombres, entre emigrantes franceses y alemanes, además de 160 indios chickasaw.

Originariamente, Galvez planeaba emprender la marcha el 20 de agosto, aunque un huracán sobre la zona obligo a retrasar la partida hasta el 27.


1 comentario:

  1. No por quereres sino por justicia, todas las batallas las decide Dios, por ello que sería del mundo si las dos guerras mundiales les hubiesen ganado los que las perdieron.

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