lunes, 7 de julio de 2014

1944: Paracaidistas sobre Normandía: El puente Pegasus (3ª parte)




Imágenes sobre el terreno cortesía de Enrique y Guadalupe.

   Cuando el planeador toco el suelo, comenzo a deslizarse a una velocidad cercana a los  120 kilómetros por hora, en el momento en el que el paracaídas de frenado comenzó a desplegarse. El planeador consiguió detenerse a escasos metros del puente Pegasus, en el punto justo que se había pedido a los pilotos. Había quedado tan cerca del puente que incluso rompió parte de la alambrada que cubría el perímetro del puente.


  El planeador había golpeado la tierra con tal fuerza que la mayoría de los 30 hombres a bordo del planeador estaban aturdidos por el impacto, algunos de ellos incluso inconscientes. Algunos salieron de la nave dando tumbos por el campo.

  Ese hubiera sido un momento perfecto para que las defensas alemanas hubieran terminado con todos ellos.

  El cielo sobre Normandía se encontraba repleto de ruidos  de aviones, las explosiones de  las bombas con las que los aviones aliados machacaban las defensas alemanas, el ruido de los cañones antiaereos,etc.Los dos centinelas alemanes que custodiaban el puente pensaron que el ruido que hacia el primer planeador al tomar tierra era simplemente un bombardero aliado derribado, y no quisieron despertar a su sargento por ese motivo.

  Mientras, los hombres del primer planeador comenzaban  salir a toda prisa, dirigidos por el teniente Herbert Denham Brotheridge, que dio la orden al servidor de la ametralladora Bren para que cubriera al pelotón de asalto que se dirigía al puente a toda velocidad.

  En ese momento aterrizó el planeador  denominado chalk 92, que dio un par de saltos sobre el terreno antes de detenerse por completo. Tras reponerse del impacto, el pelotón que lo ocupaba salió rápidamente y se dirigió  a donde había instalado su puesto de mando el mayor Howard.

  El siguiente planeador en aterrizar,  chalk 93 ,se estrello contra al suelo, justo al lado del estanque, a solo 35 metros del primer planeador.


  El planeador impactó con tal fuerza contra el suelo que giro noventa grados y se partió por la mitad. Algunos de sus hombres quedaron atrapados en el interior, sin posibilidad de salir por sus porpios medios, mientras otros fueron arrojados al exterior  a causa de la fuerza del impacto.

   Uno de ellos, el cabo Fred Greenhalgh cayo inconsciente en el estanque, donde se ahogo. Fue el primer soldado aliado en morir en suelo francés el día D.


  Mientras tanto, el teniente Derham dividió su pelotón en dos. Mandó a tres de sus hombres a ocupar un pequeño bunker, mientras se lanzaba al asalto del mismo puente con los demás. Los centinelas alemanes huyeron en dirección al otro lado del rio, mientras trataban de avisar a gritos a sus compañeros.

  Los británicos comenzaron a limpiar de enemigos las trincheras y las casamatas, usando granadas y ráfagas de ametralladoras.

  El ruido de los disparos y las explosiones despertaron bruscamente a los alemanes que dormían. Intentaron reagruparse en las trincheras de la ribera oeste del rio, pero un nuevo asalto por parte del pelotón del teniente Derham termino con su resistencia.La mayoría huyo. El puente ya era de los británicos.


  Se había convenido que  el punto de reunión tras la toma del puente seria el café-restaurante situado en el lado oeste del puente, el café Gondree.Alli fueron llegando los britanicos,para encontrarse con la desagradable sorpresa de que allí estaba el teniente Derham,que había sido herido por una bala en la parte baja del cuello .

  Con el puente Pegasus ya en manos británicas, el mayor Howard esperaba ansiosamente noticas de lo ocurrido en el puente Horsa.

  Uno de los planeadores destinados al puente Horsa, en Ranville, habia aterrizado a 1 kilometro al sur de su punto de aterrizaje indicado. Otro de los planeadores se perdió, no encontró la zona de aterrizaje y tuvo que tomar tierra a más de 10 kilómetros de distancia, en el rio Dives.

  El tercer planeador destinado a la toma del puente Horsa, chalk 96, consiguió detenerse a 400 metros del puente. Según salían del planeador, los paracaidistas británicos fueron recibidos con fuego de ametralladora. Colocaron rápidamente un mortero en posición, y consiguieron eliminar la amenaza.Inmediatamente, se lanzaron al asalto del puente, a la carrera.


   Sin ninguna ametralladora con la que defenderse, los guardias alemanes optaron por huir a toda velocidad. El puente horsa ya estaba también en manos británicas.

  A las 0:26, el mayor Howard recibió la confirmación de que ambos puentes habían sido capturados. Su radio operador inmediatamente emitió las palabras en clave “ham and jam “.

  Las órdenes del mayor Howard eran apoderarse de los puentes y mantenerlos a toda costa, hasta que llegaran refuerzos. Debían prepararse para el seguro contraataque alemán.

  Howard envió un pelotón a limpiar las casas de las cercanías, en busca de francotiradores. Otro pelotón fue enviado  a patrullar la zona  oeste, para avisar en caso de aproximación enemiga.

  Temiendo que el contraataque alemán se realizaría con vehículos acorazados, los paracaidistas británicos comenzaron a buscar en los restos de cada planeador, donde se suponía encontrarían un PIAT, un arma antitanque para cada pelotón, y una pequeña dotación de granadas Gammon, unas poderosísimas granadas que podían ser utilizadas indistintamente contra personal o contra vehículos.

 PIAT (Cohete anti-tanque para infanteria )

  Pero solo un PIAT había sobrevivido al impacto de los planeadores contra el suelo. Los demás estaban inutilizables, la mayoría con el tubo  lanzador torcido.

El único PIAT utilizable le fue adjudicado al pelotón 17.

  Eran cerca de las 02:00 cuando aparecieron las primeras unidades alemanas en su intento de reconquistar los puentes.


 (Continuara…)

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