jueves, 20 de agosto de 2015

86 a.c.: Mitridates, la campaña en Grecia (3ª parte)



Viene de aquí:

 Mientras los soldados de Sila seguían acumulando materiales para construir las rampas con las que sus maquinas de asedio llegarían a las murallas del Pireo, Arquelao, el general del Ponto que lideraba a los defensores se dedico a construir numerosas torres en las murallas de la ciudad, y coloco arqueros y honderos por toda la muralla.


  Plutarco describe los primeros encuentros entre griegos y romanos, en una salida que  los ciudadanos del Pireo realizaron y que estuvo a punto de terminar con el ejército de Sila.


  Solo la llegada a tiempo de la legión   mandada por el lugarteniente de sila, Lucio Licinio Murena, que volvía de recoger madera, evito la derrota total de los romanos, que finalmente consiguieron matar a más de 2.000 griegos y obligar a los demás a volver tras las murallas.


  Arquelao envió un mensajero a Mitridates, informandole que el Pireo podría resistir un tiempo, pero que la situación en Atenas era insostenible debido a la falta de alimento.


  El Pireo no tenía ningún problema en ese aspecto, el puerto tenía gran cantidad de almacenes llenos de grano ,y los barcos que enviaba Mitridates con refuerzos y provisiones accedían sin oposición al puerto, ya que Sila no tenía ningún barco en la zona para bloquear la entrada.


  Arquelao intento enviar carros cargados de grano a Atenas, aprovechando la oscuridad de la noche, pero siempre eran interceptados y emboscados por los soldados romanos.

  En el Pireo, los trabajos de asedio continuaban.Los soldados de Arquelao mantenían la presión sobre los ingenieros romanos que construían las rampas, usando catapultas, flechas, piedras, jabalinas, etc.


  Pero no fue suficiente. A principios de invierno, la rampa estaba completa, y poco tardaron los arietes romanos en derribar una porción de la muralla del Pireo.Arquelao trato de defender las torres, cuyos muros había cubierto con alumbre, una sustancia de origen  volcánico de la que había importado grandes cantidades desde Esmirna, Siria y Egipto y que se usaba para tintes, ciertos productos medicinales y cosméticos. Mezclado con agua, se convertía en una especie de yeso que, si se aplicaba sobre madera, se convertía en un excelente protector ignifugo.

  Los artilleros de Sila se quedaron asombrados cuando comenzaron a lanzar proyectiles de fuego sobre las torres, sin causar ningún daño aparente.Finalmente, aconsejados por veteranos legionarios, se colocaron troncos de pino bajo las vigas inferiores de las torres. 

  Copiando una táctica inventada por los espartanos en las guerras del Peloponeso varios siglos antes, se arrojo azufre y resina de pino sobre las llamas, que ardieron con una gran fuerza, terminando por quemar las vigas, con lo que las torres comenzaron a  desplomarse.
 

  El combate en las murallas del Pireo duro varias horas, con graves perdidas por ambos bandos. Las tropas de Sila trataban de acceder al interior de la ciudad, donde podrían desplegarse con mayor facilidad que en las murallas, lo que sería una ventaja definitiva. 

 Restos de la muralla del Pireo.

  El general Arquelao era consciente de la situación, si perdía las murallas, perdería la ciudad. Y enviaba refuerzos una y otra vez, para sustituir a sus cansados defensores.


  Las tropas romanas no tenían esa posibilidad, y el cansancio y la sed comenzaron a hacer mella en ellos, y Sila ordeno la retirada. Esa misma noche, los ciudadanos del Pireo repararon los muros.


  Forzado a abandonar la idea de tomar el Pireo por asalto, Sila se vio obligado a preparar un seguramente largo asedio. Pero no tenía ni un solo barco para bloquear el puerto y evitar la llegada de refuerzos y provisiones  a la ciudad.Decidio asediar directamente Atenas.


  Habiendo sido declarado enemigo público de Roma por el senado, Sila sabía que ninguna ayuda llegaría de la península itálica. Envió un mensajero a Rodas para solicitar su colaboración, pero los navíos rodianos no podían salir del puerto, ya que la flota de Mitridates dominaba todo el mar Egeo.


  Desesperado, Sila envió a uno de los procuestores, Lucio Licinio Luculo, a Rodas y Alejandria, para conseguir navíos y marineros.Despues, de cualquier manera posible, debia evadir el bloqueo de la flota de Mitridates y trasladar la flota conseguida al Ática.


  Viajando de noche y cambiando frecuentemente de barco, Luculo consiguió evadir la vigilancia de los barcos de Mitridates y llegar a Rodas, donde paso el invierno. A principios de 86 a.c., llegaba a Alejandría.


  Mientras tanto, Sila solucionaba expeditivamente su otro problema, el problema de la escasez de fondos. Saqueó el templo de Zeus en Olimpia y el de Asclepio en Epidaro, al norte del Peloponeso.

 Santuario de Asclepio (Esculapio ) en Epidaro.


  Sila se quedo para  si las mejores piezas, y ordeno fundir el resto de los tesoros, consiguiendo así gran cantidad de plata para pagar a sus tropas y los suministros que iba a necesitar.


  El templo de Apolo en Delfos contenía sin duda el más rico tesoro de todos, que era guardado por distinguidos ciudadanos de Grecia y su ámbito de influencia. A través de los siglos, los más poderosos gobernantes del mundo conocido habían donado una enorme cantidad de riquezas al templo. Por ejemplo, en el siglo VI a.c., el rey Creso de Lidia había donado al templo 117 lingotes de oro, además de varias estatuas del mismo precioso metal, incluyendo la figura de un león de oro solido que pesaba más de 200 kilos.

 Templo de Apolo,en Delfos.


  Los guardianes del templo se conmocionaron profundamente cuando recibieron un mensaje de Sila, en el que instaba a los guardias a transferir la totalidad del tesoro a manos romanas.


  Sila envió a un griego, de nombre Capis, a tomar posesión del tesoro, con la orden de pesar cada objeto de valor  y hacer un detallado inventario.Pero Capis rompió a llorar nada mas entrar en el templo, no quería ser el primer griego en saquearlo, ya que muchos griegos habían perdido sus vidas defendiendo el tesoro de los persas de Jerjes y los galos de Breno un par de siglos después.


  Los legionarios que acompañaban a Capis zarandearon al griego, obligándole a cumplir con su misión.Capis no tuvo mas remedio que acceder, y los tesoros del templo comenzaron  salir de Delfos a bordo de gran cantidad de mulas.


  Sila colco el campamento de su legiones a tiro de catapulta de Atenas. Desde las murallas de la ciudad, los atenienses podían observar como los legionarios cortaban los arboles del bosque sagrado del Liceo de Aristóteles y la academia de Platon.Aristion, el líder ateniense, trataba desesperadamente de conseguir algo de comida para los atenienses. Todas las ovejas, cabras, conejos, gallinas, tortugas, caballos, etc, todos los animales comestibles habían sido digeridos por los hambrientos atenienses hacia semanas. 

  No llovía en buena cantidad desde hacía meses, y los ciudadanos se veían obligados a comer hierbajos que crecían entre las piedras de la Acrópolis, y estaban comenzado a experimentar hirviendo las telas de cuero de las sandalias junto con hierba. Había incluso rumores de varios casos de canibalismo en el interior de la asediada ciudad.


  Sila se burlaba de las penalidades de los atenienses celebrando ruidosos banquetes y fiestas  a tiro de flecha de las murallas.


  Una noche, aprovechando que la atención  de los centinelas atenienses estaba fija en una de los banquetes romanos, Sila tomo un pequeño contingente de legionarios y se dirigió en silencio y en total oscuridad a la parte más débil de la muralla de Atenas, en la zona entre el Agora y el cementerio Kerameikos.

 Cementerio Kerameikos,en Atenas.


  Los legionarios escalaron con facilidad el débil y desguarnecido muro, y allí comenzó el final de la resistencia ateniense. Los ciudadanos-soldado atenienses lucharon con coraje, pero hambrientos como se encontraban no fueron rival para las legiones. A medianoche, con la mayor parte de la muralla en poder romano, el mismo Sila encabezo el asalto final.


  Los soldados romanos habían recibido unas órdenes muy concretas, tenían libertad total para el saqueo y el asesinato, y las cumplieronrajatabla.


  Hombres, mujeres, niños, ninguna vida fue respetada, excepto los esclavos, que fueron apresados para ser vendidos. La ciudad de Atenas, que había sobrevivido a los persas de Jerjes, a la guerra del Peloponeso y a la invasión macedonia ,fue completamente destruida.



(Continuara…)

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