lunes, 24 de agosto de 2015

Jenizaros, infantería de elite del imperio otomano (2ª parte)



Viene de aquí:


  Según el mito fundacional de los jenizaros, su nombre derivaría del término turco “yeniceri”, nuevo soldado.

  Para darle un significado indudablemente religioso, el sultán Orkan I habría solicitado a uno de los más importantes líderes islámicos de la época que pusiera nombre al cuerpo militar recién creado, y luego bendijera a los nuevos soldados.

  Se trataba de Haci Bektas,un líder sufí que había creado una orden religiosa compuesta de derviches, los bektasies.Segun la historia, el líder derviche se arranco parte de la manga de su casaca blanca y la coloco sobre la cabeza de uno de los nuevos soldados, de manera que quedaba colgando sobre su cuello y espalda. En recuerdo de ese momento,a partir de entonces los jenízaros se caracterizaban por llevar un casquete blanco con un trozo de fieltro blanco en la parte trasera de la cabeza.


  Tras su muerte,Haci Bektas paso a convertirse en el “santo patrón “ de los jenízaros, y los derviches beksaties  servían como una especie de padrinos y capellanes, aludiendo a su patrón en los rezos matinales.

 Haci Bektas.

  Evidentemente, los derviches baksaties no pusieron ningún impedimento al sistema de reclutamiento jenízaro. Usar a la infancia cristiana cautiva como caja de reclutas entroncaba perfectamente con el estilo de vida nómada y el fanatismo religioso islámico.

  Limitando los reclutas a cristianos europeos, una población masivamente de agricultures, se aseguraban la obediencia de un grupo humano acostumbrado a un modo de vida rutinario, fácil de organizar y disciplinado, acostumbrado a obedecer.

  El origen no-turco de los nuevos soldados prevenía que fueran capaces de unirse para conspirar en contra del imperio otomano, ya que era altamente difícil que jóvenes de distintos lugares y distintas lenguas fueran capaces de ponerse de acuerdo en número suficiente para amenazar la estabilidad del imperio.

  El reclutamiento de niños y jóvenes cristianos creo bastantes problemas entre juristas islámicos y autoridades religiosas. Mientras las leyes islámicas permitían el reclutamiento forzoso de prisioneros de guerra y su esclavitud, la ley común o civil prohibía que cualquier autoridad islámica forzara a cualquier dimmi (cualquier no-creyente en el islam que vivía en territorio conquistado por el islam y era obligado a seguir la sharia) a que entregara  sus hijos “voluntariamente” a la esclavitud.

  Este problema de aparente contradicción entre ley islámica y ley civil fue resuelto utilizando las palabras del profeta Mahoma, que al parecer había dicho que cada ser humano, desde su mismo nacimiento, llevaba en su interior el deseo de abrazar el Islam.

  Asi, aunque los padres fueran cristianos y el niño fuera educado en la fe cristiana, como en su interior siempre había querido ser musulmán desde su nacimiento, ya podía ser abiertamente reclutado y pasar a formar parte de los jenízaros.

  El reclutamiento de niños cristianos se llevó a cabo mayoritariamente en las provincias europeas del imperio otomano; Albania, Grecia, Hungria, etc, aunque algunas ciudades y territorios estaban exentos, como Constantinopla y las islas de Quíos y Rodas.

 Imperio otomano a finales del siglo XVII.

  En los primeros tiempos del cuerpo jenizaro, las levas tenían lugar cada 5 o 7 años. Una vez autorizadas por el sultán y las autoridades religiosas islamicas, un pequeño grupo de soldados dirigidos por un capitán jenizaro y un funcionario del imperio se trasladaban  a la localidad designada.Alli, exigían al protegeros  (alcalde  de la localidad, o la máxima autoridad civil) la entrega del registro oficial de las familias cristianas de la localidad.Despues, se reunía en la plaza central a los padres y sus hijos cristianos.

  De entre todos ellos, se elegía a los niños de entre 7 y 14 años de edad. Y de los elegidos, se volvía a elegir la quinta parte (besinci), la quinta parte que pertenecía al sultán por derecho de conquista, según decía el coran.Algunos niños, los de mejor apariencia, eran enviados al harem del sultan en Constantinopla.

  Años más tarde, cuando el reclutamiento pasó a ser menos “exigente”, jóvenes de mayor edad fueron reclutados también, aunque se hacían excepciones ,y en algunos casos los hijos únicos estaban exentos de reclutamiento.

  Estas levas infantiles, en realidad un tributo de sangre cristiana para el imperio otomano, producía graves consecuencias a las familias cristianas que perdían sus hijos.

  Como la ley islámica prohibía el reclutamiento de  hombres casados, en las familias cristianas que vivían en territorio otomano comenzaron a producirse innumerables casos de matrimonios concertados desde la misma cuna, Cuando los turcos se dieron cuenta de la situación, prohibieron los matrimonios de este tipo. El resultado fue que, sobre todo en las provincias fronterizas con la Europa cristiana, gran numero de familias comenzó a intentar escapar del territorio y las leyes otomanas. Las familias que no podían huir comenzaron a levantarse en armas cuando los reclutadores aparecían por su localidad. Y los levantamientos eran reprimidos con la habitual crueldad otomana, con auténticos baños de sangre.

  Muy pronto comenzaron a  darse casos de abusos y corrupción entre los oficiales reclutadores, que solían reclutar más niños de los que por ley estaban autorizados. Algunos niños eran “revendidos” a sus familias a cambio de un fuerte rescate económico, otros eran vendidos a los tratantes de esclavos, y a burdeles y harenes de los altos oficiales de la administración del imperio.

 Haren otomano,finales siglo XIX.

  El cargo de oficial de reclutamiento de jenízaros paso a convertirse en uno de los más deseados por la oficialidad otomana, ya que aseguraba una considerable e incesante fuente  de ingresos. En el siglo XVII,el sistema de reclutamiento de jenizaros,que se parecía mucho al tráfico de esclavos africanos,colapsó.Los excesos llegaron a oídos de los sultanes, que trataron de solucionarlo degradando a los oficiales corruptos, aunque en algunos casos puntuales algunos oficiales fueron decapitados.

  Pero había otra cara del sistema de reclutamiento, los voluntarios. La gran pobreza que existía en la mayor parte de la Europa conquistada por el imperio otomano, y la crueldad del ejército turco ,hizo posible que un buen numero de padres cristianos incitaran a sus hijos a presentarse voluntario para ingresar en los jenízaros.


  La riqueza y los grandes honores que aseguraban la pertenencia al nuevo cuerpo, y sobre todo, tratar de escapar de la miseria y el hambre de los campos de labranza europea ,incito a muchos jóvenes a solicitar  la admisión en los jenízaros. Los reclutadores turcos, conscientes de la situación, se preocupaban de presentarse ante sus posibles nuevos reclutas con sus uniformes más lujosos, y siempre repartían algunos alimentos.

  Estos “beneficios” para  con los jóvenes cristianos molesto fuertemente  a los jóvenes  de origen turco, que veían totalmente injusto que los puestos del imperio tomano donde mas riqueza y mas honor se podía conseguir fueran dedicados exclusivamente para jóvenes “infieles”.

  Gradualmente, comenzaron a  darse casos de padres turcos que daban sus hijos a familias cristianas, para que estos a su vez los entregaran a los reclutadores en vez de sus propios hijos cristianos.


 (Continuara…)

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