lunes, 14 de diciembre de 2015

El extraordinario viaje de Alvar Nuñez,”Cabeza de Vaca” (4ª parte): En el Caribe.



 
 La Española,mapa de 1516.

 Viene de aquí:

  Tras un largo mes de duro viaje, los navegantes divisaron al fin las primeras islas del Caribe. La expedición se detuvo en primer lugar en la Española, seguramente en el excelente puerto de Santo Domingo, donde permaneció  un mes  y medio, desde finales de julio de 1527 hasta primeros de septiembre.

  Narváez dedico el tiempo en adquirir provisiones y varios caballos. Por su parte,los futuros  colonos pasaron los días en las tabernas del puerto descansando de las penurias del viaje. Con el paso de las semanas, más de 140 de ellos decidieron abandonar la expedición y quedarse en la Española, animados por los lugareños que les contaban historias de riqueza sin apenas esfuerzo.

  Ademas, seguramente se habían dado cuenta de la gran cantidad de barcos que arribaban al puerto, que convertían  a isla de la Española en la entrada al Nuevo Mundo y concedía a quien quisiera la oportunidad de comerciar con todo tipo de materiales, provisiones y materias primas.

  Otra causa de la deserción de los colonos se encontraría sin duda en las minas de oro y la gran cantidad de perlas que se podían encontrar a una aceptable distancia.

  Las minas de oro habían sido trabajadas con poco éxito por los indios locales, poco resistentes físicamente y desconocedores del trabajo en una mina. Muchos habían muerto allí, y más tarde se decidió sustituir a los indígenas por esclavos procedentes de África.La transicion entre unos y otros había durado excesivo tiempo y habia sido muy costosa, pero al fnal se había conseguido los objetivos deseados;Informes oficiales desde la isla hasta España indicaban en el año 1523 que “se obtiene ahora mucho mas oro que en anteriores epocas”.

  En la costa oriental de Venezuela se encontraba  la Costa de las Perlas, con su centro  en la isla de Cubagua. Cada dia, decenas de canoas se aproximaban a la costa y lanzaban al agua esclavos con grandes piedras atadas a sus hombros, para que descendieran rápidamente a una profundidad de 15 metros, llenaran una bolsa de grandes ostras y emergieran un minuto después. Cada año, unos 12.000 kilos de perlas llegaban a la península ibérica, para ser vendidas en Sevilla, convirtiendo a la ciudad andaluza en el centro europeo del mercado de perlas.

 La Costa de las Perlas.

  Finalmente, la Española también era prospera gracias a las plantaciones de azúcar. La primera tierra del Nuevo Mundo controlada por los europeos se había convertido en terreno pionero en un cultivo que en poco tiempo causaría una autentica revolución económica en el continente americano y causaría el sufrimiento y la muerte de una enorme cantidad de africanos, sobre todo en el norte del continente.

  Un cirujano ubicado en  Santo Domingo, Gonzalo de Vellosa, habia importado caña de azúcar de las islas canarias en los años 1515-1516, y había construido la primera plantación azucarera comercialmente viable, gracias a la construcción del primer molino azucarero (trapiche ) construido en el Nuevo Mundo. El experimento tuvo un enorme éxito, y durante la siguiente década surgieron plantaciones a lo largo de los ríos Nigua, Nizao y Ocoa, y por el año 1530 había ya no menos de 35 molinos en funcionamiento.


  A finales de septiembre, la flota de Narváez zarpaba en direccion a  Cuba, en donde se pensaban hacer las ultimas reparaciónes y el acopio de víveres necesarios para la expedición, para dirigirse rápidamente hacia la Florida antes de la llegada del invierno.

  Pero sus planes se vinieron abajo debido a los elementos naturales. Durante septiembre y octubre de 1527, en el apogeo de la época caribeña de huracanes, la flota navegó lo más cerca posible de la costa sur de Cuba. En Santiago, capital del territorio y principal lugar de aprovisionamiento del lado este de la isla, Narváez recibió una oferta de recursos adicionales de un caballero llamado Vasco Porcallo de Figueroa, uno de los hombres más ricos de la isla en aquellos tiempos. El problema para Narváez era que los  suministros  se encontraban en Trinidad, al otro lado de la isla, a unos 400 kilómetros de distancia.

  La flota zarpo en dirección oeste, hacia  Trinidad.Pero, a mitad de camino, Narvaez decidió detenerse en el puerto del Cabo de Santa cruz del Sur, mientras enviaba un par de barcos a Trinidad.

  Los dos barcos llegaron a Trinidad en jueves.La siguiente mañana, el tiempo comenzó a empeorar, con chubascos ocasionales y un oleaje cada vez más fuerte. La ciudad de Trinidad  estaba situado en el interior, a 3 kilómetros de la costa. y el capitán de uno de los barcos ,Juan Pantoja, y su tripulación, marcharon tierra dentro hasta la ciudad para tomar las provisiones.Mientras ,Cabeza de Vaca, que tenía el mando combinado de los dos buques permanecía en la costa, pasando allí el viernes y parte del sábado, mientras la tormenta empeoraba.

  Los timoneles de ambos barcos estaban sumamente preocupados, ya que el anclaje era muy precario y se corría el peligro de perder los buques debido a la creciente intensidad del viento.

  Al mediodía del sábado llego un mensajero, que entregó una carta a Cabeza de Vaca en la que se solicitaba su presencia en la ciudad para, como tesorero real de la expedición, supervisar la entrega de las provisiones por parte de Vasco Porcallo.

  Inicialmente, Cabeza de Vaca se negó a abandonar su puesto.Pero, con la llegada de otro mensajero apremiando la presencia del tesorero real, Cabeza de Vaca se dirigió hacia Trinidad.

Fue entonces cuando se desató un huracán.

  La gran mayoría de los expedicionarios a Florida nunca había experimentado los efectos de un huracán caribeño. Dado que los huracanes necesitan calor tropical y una alta humedad para formarse, era evidente que en el norte del atlántico o el Mediterráneo nunca iba a darse el caso. Aunque Colon había informado de un huracán durante su segundo viaje al Nuevo Mundo, muy pocos europeos conocían sus efectos, y habían adoptado la palabra hurakan del idioma de los indios tainos, que significaba “vientos poderosos”.

  La mayoría de las casas se vinieron abajo, al igual que las iglesias de la localidad. A la llegada de la noche,los españoles optaron por agruparse en grupos de 7 u 8 y se enlazaban los brazos unos con otros, para que el viento no se los llevara.Decidiroen salir a campo abierto, para evitar las caídas de las ramas de los arboles y sufrir los impactos de cascotes y restos de las casas.

  Mientras, los indígenas tainos de Trinidad cantaban y tocaban flautas, campanillas y tambores para tratar de apaciguar a Guabancex, la diosa de los fuertes vientos y el agua impetuosa.

  A la mañana siguiente, Cabeza de Vaca y treinta supervivientes volvieron al embarcadero. Allí solo quedaban unos cuantos maderos flotando en el agua. No había rastro de los dos barcos y los españoles que allí se habian quedado. Se enviaron partidas de búsqueda por la costa en ambas direcciones. Al norte, a un par de kilómetros de distancia se localizó un bote  de remos sobre la copa de un árbol. Al sur, a unos 4 kilómetros de distancia se hallaron dos cadáveres, tan golpeados y destrozados que no pudieron ser identificados.

  La decisión de Narváez de dividir la flotilla había costado la pérdida de dos barcos ,20 caballos y las vidas de 60 españoles, a manos de un huracán, un fenómeno totalmente desconocido.

  Narvaez, Cabeza de Vaca y los demás miembros de la expedición comenzaron a preguntarse con que otros fenómenos desconocidos se encontrarían en la Florida.


 (Continuara…)

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