jueves, 17 de marzo de 2016

El extraordinario viaje de Alvar Núñez “Cabeza de Vaca” (7ª parte)





Viene de aquí:


  Tras divisar tierra ( actual Englewood,Sarasota,Florida ), la flota  de Narvaez pasó los días siguientes navegando costa arriba, costa abajo,intentando encontrar cualquier lugar que pudiese ser reconocido o cuya descripción constase en los mapas de los que disponían.


  Finalmente, encontraron una pequeña bahía donde los expedicionarios divisaron una pequeña aldea, con una docena de choza.. El contable real que viajaba con la expedición, Alonso Enriquez, se dirigió a tierra en un bote y llamó a gritos a los indios, que salieron de sus escondites y tras un breve intercambio, dieron a Enríquez gran cantidad de pescado fresco y unos grandes trozos de venado.


  El 15 de abril, Narvaez decidió llevar a tierra  a los colonos. Los galeones se acercaron a tierra tanto como fue posible y los colonos se dirigieron a tierra en los botes. Pero estaban desconfiados, buena parte de su fuerza militar más decisiva, los caballos,habian muerto en el trayecto, y los 40 que quedaban estaban muy débiles y enfermos.


  Pero los caballos no fueron necesarios, a la vista de la cercanía de los galeones, los indígenas decidieron marcharse y  los exploradores  se dedicaron entonces a inspeccionar las chozas. Aparte de redes para pescar, los expedicionarios encontraron una especie de sonajero hecho casi completamente de oro. Era una señal alentadora de lo que se podían encontrar en aquellas tierras.


  Narváez no perdió el tiempo y reclamó solemnemente la tierra para si mismo y para la corona española, aunque no sabía exactamente en donde se encontraba. Leyendo en voz alta las órdenes recibidas por el rey de España, se nombró a si mismo gobernador de las tierras recién descubiertas. Sus oficiales prestaron juramento de obediencia al nuevo gobernador.


 Se estableció rápidamente un campamento provisional, mientras parte  de los expedicionarios comenzaba a explorar los alrededores. En la primera semana, una partida de reconocimiento se dirigió durante un día costa arriba, hacia el norte, hasta llegar a una gran bahía que se adentraba profundamente en tierra (la actual bahía de Tampa).


  Los exploradores estaban absolutamente desorientados. En ninguno de sus mapas aparecía ninguna indicación a referencia a una gran bahía cercana a Rio de las Palmas, en donde seguían pensando que se encontraban.


  Los exploradores regresaron al campamento a compartir la noticia de su descubrimiento, y unos días después otra partida de reconocimiento mas numerosoa volvía al mismo sitio. Esta vez se dedicaron a  recorrer toda la bahía, y después se internaron una veintena de kilómetros tierra adentro. Sorprendieron  a un grupo de indios y lograron atrapar a medida docena, que los llevaron hacia su aldea. Los españoles parecieron interesarse especialmente en los campos de maíz, que estaban a punto para ser  recogidos.


 Los indígenas también tenían pequeñas piezas de oro, que llamaron la atención de los exploradores. Tras un complicado interrogatorio, ya que no se disponía de traductor, los nativos informaron  a los españoles que muy lejos de allí se encontraba una tierra llamada Apalache en la que había gran cantidad de oro. ( Seguramente los indígenas estaban tratando de ilusionar a los expedicionarios para que se marcharan cuanto antes de allí).


  Los españoles habían visto que en la bahía no habia nada que les interesara y además estaba muy poco poblada. Y las palabras de los indígenas azuzaron su interes y su codicia.Los líderes de la expedición tenían que tomar una importante decisión: volver a los barcos para buscar una mejor tierra en donde asentarse; o intentar la ruta recomendada por los indigenas y dirigirse hacia Apalache.


  Narváez no lo dudó, y decidió dividir la expedición en dos.Todos los hombres y caballos se dirigirían a pie hacia Rio de las Palmas (aun seguían pensando que estaban cerca), mientras la flota seguiría la misma ruta hacia la desembocadura del rio; solo marineros y las mujeres viajarian en los buques.


  Cabeza de Vaca se opuso firmemente a tal plan. Los caballos estaban tan debilitados que seguramente no hubieran servido para nada en caso de confrontación con indígenas hostiles. No tenían intérpretes, y por lo tanto no tenían ni iban a conseguir apenas ninguna información del terreno totalmente desconocido por el que iban a transitar.Además, se estaban quedando sin provisiones, apenas  bizcocho endurecido por el tiempo y un poco  de carne de cerdo salada ya rancia.


  Pero Narváez estaba decidió en dirigirse a Apalache.Ordenó sus hombres empacar sus pertenencias y tomar tantas provisiones como pudieran.Despidiendose de los que se encontraban a bordo de los buques (a quien nunca volverian a ver) ,300 europeos, un puñado de esclavos africanos y 40 caballos en los huesos se internaron en terreno absolutamente desconocido. 


  Pero seguían estando seguros que Panuco se encontraba a menos de 60 kilómetros de distancia, y tras rodear la bahía de Tampa se dirigieron directamente hacia el norte, por un terreno absolutamente llano. En dos semanas de ruta no divisaron ni un solo nativo ni vieron ninguna choza o poblado, ignorando que el puesto  español avanzado que más cerca tenían se encontraba en Santisteban del Puerto,en a costa este de Mejico, a mas de 2.300 kilómetros de donde se encontraban.Se habían quedado sin provisiones a los pocos días de la partida, y se mantenían alimentados gracias  la gran variedad de fauna y flora de florida; conejos, liebres, pumas, osos.gansos, zarigüeyas, garzas, etc


  Aunque la base de su alimentación era el corazón de una planta (seguramente la palmera sabal)  que era muy similar a la palmera que crecía en ciertas zonas de Andalucía.


 A pesar de la debilidad que sufrían por el cansancio y el hambre, los exploradores podían someter aun a grupos de indigeneas numerosos.Tras cruzar un caudaloso rio  (seguramente el rio Withlacoochee en el actual condado de Citrus), la expedición se topó con un grupo de 200 indios. En Florida, los rios servían de frontera entre las distintas tribus. Cuando cruzaron el rio, los expedicionarios entraron en el territorio de una nueva comunidad. Y allí iban a ser tratados como intrusos.


  Los indígenas comenzaron a  hacer signos amenazantes y a mostrar agresividad con sus armas.La respuesta de los expedicionarios no se hizo esperar, y en la escaramuza que siguió pudieron capturar media docena de indígenas, que fueron obligados a llevar a los colonos a su poblado, unos dos kilómetros tierra adentro. Allí encontraron gran cantidad de maíz, que les sirvió para resolver buena parte de sus penurias.


  Los españoles descansaron allí durante una semana, reponiéndose del duro trayecto. Pero lo que debía ser un tiempo de calma y paz comenzó a complicarse cuando continuaron los problemas entre Narváez y Cabeza de Vaca, que quería que la expedición terrestre se mantuviera constantemente en contacto con la flota enviado exploradores a la costa cada poco tiempo.


  Los sacerdotes y  los enviados de la corona española comenzaron a  ponerse de parte de Cabeza de Vaca y en contra de los deseos de Narvaez, que deseaba seguir marchando hacia el interior. El nuevo gobernador  de la nueva provincia preguntaba constantemente a los indios hacia donde se encontraba Apalache, y los indios siempre contestaban lo mismo. Al norte.


  Tras mucha insistencia, Narvaez decidió enviar un grupo de exploración hacia la costa.Eligio a 40 hombres, y puso al mando a Cabeza de Vaca, que era quien mejor conocía la costa.


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