martes, 27 de diciembre de 2016

1529 : El extraordinario viaje de Alvar Núñez “Cabeza de Vaca” (12 ª parte)






Viene de aquí:


  Milagrosamente, las cinco balsas que habían zarpado de la Bahía de los Caballos y se había separado en medio del golfo de Méjico habían llegado a la misma costa.


  La balsa liderada por el capitán Téllez había llegado más lejos que las demás (la bahía Corpus Cristi, en la desembocadura del rio Nueces), tras haberse separado del resto de la flotilla en algún lugar al oeste de la desembocadura del rio Mississipi.En medio del mar se habían quedado sin provisiones ni agua, y aun así habían sido capaces de navegar más de 200 kilómetros mas que el resto de las embarcaciones.




  
 Pero su viaje no tuvo un final feliz. Nada más desembarcar, una tribu india, los camones, cayó sobre los hambrientos supervivientes, que absolutamente exhaustos ni siquiera tuvieron fuerzas para defenderse, siendo masacrados hasta el ultimo hombre. Los indígenas victoriosos se llevaron todos los objetos de los españoles, y asi, años después, la siguiente expedición de españoles que pasó por la zona descubrió lo que había pasado con sus antecesores.


  La balsa que comandaba el apoderado real José Enríquez y que transportaba al grupo de sacerdotes y frailes encargados de velar por las inquietudes “espirituales”  de la expedición, desembarcó en las cercanías de la desembocadura del rio san Bernardo.La balsa se hizo trizas en el desembarco, y el grupo decidio continuar la marcha a través de un terreno pantanoso atravesado por multitud de riachuelos.


  Caminaron en dirección sur,sobrevivendo a  base de cangrejos y algas, perdiendo varios hombres que se ahogaron en las marismas. Una semana después el grupo llegó a la bahía de Matagorda, donde se encontraron con los supervivientes de la balsa de Narváez.


  Ambos grupos totalizaban unos 80 hombres, pero la unica balsa que tenían, la de Narváez, solo podía llevar 40.Muy pronto comenzaron las discusiones sobre quien seguiría la ruta en la balsa o lo haría caminando. Tras renunciar a su autoridad sobre las otras balsas cuando había caído una tormenta sobre la flotilla, Narvaez quería retomar el control de lo que quedaba de la expedicion.


  Ante la insistencia del apoderado real José Enríquez de discutir el mando, Narváez le despojó de todos sus cargos y lo degradó a simple soldado.Temeroso de un ataque indio, Narvaez se concedió a si mismo el privilegio de dormir en la balsa, mientras el resto del grupo debía permanecer en la orilla. Acompañaban a Narváez en la balsa un paje y un timonel, por si el ataque indio se producía y la balsa debía poner pies en polvorosa.


  Una noche en la que todos dormían, una fuerte racha de viento envió la balsa hacia el mar, sin que nadie se percatara del hecho.


  La balsa no llevaba agua o comida, así que los 3 tripulantes no debieron tardar en morir nada más que unos pocos días. Como una ironía del destino, quizás los últimos pensamientos de Pánfilo de Narváez se referían a el mismo, muriendo de hambre y sed sobre una diminuta balsa de madera flotando en medio del golfo de Mejico, y mas alla, la enormidad del territorio que había fallado en conquistar,repleto de riquezas y,lo que mas le importaria en esos ultimos momentos de  su vida,agua y alimentos de todo tipo.


   El resto de los hombres, ya sin ninguna balsa por la que pelearse y discutir, se puso en marcha a pie hacia el sur.Pero la meteorología comenzaba a cambiar, y el viento frio que azotaba la costa obligó a los supervivientes a detenerse para pasar el invierno  resguardados. Eligieron un pequeño claro en medio del inmenso bosque, con agua abundante, y comenzaron a  construir unas pequeñas chozas,pescando algunos cangrejos y un poco de marisco.


  Pero el invierno fue largo y extremadamente duro. Los supervivientes apenas podían tenerse en pie para ir a pescar o cazar, y las pocas provisiones que tenían se terminaron.Para tratar de evitar la inanición, recurrieron al canibalismo:




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  El primero en caer fue el teniente Pantoja, que fue asesinado  a palos por el capitan Sotomayor.Los hambrientos supervivientes cortaban la carne de los cadáver en tiras, que después ponían al sol para secarlas.


  A primeros de marzo de 1529 solo quedaba un hombre vivo, un natural de Badajoz llamado Hernando de Esquivel,que fue descubierto por un indio cuando estaba terminando de devorar al capitán Sotomayor


  Unos 20 kilómetros al norte de donde Esquivel terminaba de comerse a Sotomayor, las dos balsas restantes habían llegado a tierra firme. Una de las balsas estaba dirigida por Cabeza de Vaca, y la otra por el capitán Dorantes.


  Ambas balsas no se habían visto desde la partida del rio Missisisipi, más de 400 kilómetros atrás. Siguiendo trayectorias similares, impulsadas por los mismos vientos y azotados por las mismas tempestades, una increíble coincidencia hizo que ambas balsas tocaran tierra en los extremos opuestos de la misma isla, la isla de Galveston, en la entrada a la bahía del mismo nombre.


  Cabeza de vaca y los suyos comenzaron a explorar la isla,y encontraron un pueblo que creyeron deshabitado, hasta que pocos  minutos fueron rodeados por un centenar de indios armados hasta los dientes (seguramente  de la tribu karankawa) que ocupaban la costa oriental del actual estado de Texas.


   No había resistencia posible.De los 40 hombres que formaban el grupo de  Cabeza de Vaca, apenas media docena podían mantenerse en pie. Tras una conversaciónbase de signos, los indios recibieron de los españoles unas cuantas campanillas de metal, y a cambio prometieron volver al día siguiente con alimentos.


  Así lo hicieron, y durante los días siguientes, los españoles fueron alimentados por los indios a base de pescado y raíces. Poco a poco, los españoles fueron cogiendo fuerza, y comenzaron a pensar en continuar su viaje hacia Panuco. Sacaron la balsa del agua y comenzaron a arreglar los desperfectos con cualquier cosa que tuvieran a mano: piedras, lianas, ramas, etc.


  El 5 de noviembre, los expedicionarios trataron de llegar a mar abierto. Pero estaban muy debilitados, y el primer golpe de mar hundió la balsa, junto con tres hombres que se hundieron en las heladas aguas del golfo de Mejico, entre ellos el inspector real Alonso de Solís.


  Los indios ofrecieron a los supervivientes la posibilidad de llevarlos a su poblado y alojarlos en sus chozas, pero  los españoles que habían estado en la conquista de Méjico y conocían las prácticas aztecas del sacrifio humano y el canibalismo ritual se negaron a  marchar, preferían morir de frio y hambre que arriesgarse a ser devorados.


   Tras una tormentosa reunión, la mayoría  de los españoles convino en marchar al poblado indígena, excepto cinco españoles que prefieron quedarse en la playa. Los otros 40 disfrutaron de unos días de reposo, en una gran choza construida expresamente para albergarlos, con varias hogueras y gran cantidad de pescado y raíces que mitigó su hambre en gran manera.


  Tras una semana de estancia, los españoles recibieron la visita del otro grupo de  españoles que había desembarcado en el lado opuesto de la isla, el grupo capitaneado por los capitanes Dorantes y del Castillo, que incluía a Estebanico.La esperanza volvió a los corazones de los supervivientes de Cabeza de Vaca, ya que el grupo de  Dorantes aun conservaba su balsa en buen estado. Al menos, alguno de los 80 hombres del grupo podían viajar en ella.Acordaron que los más fuertes intentarian la ruta por el mar, mientras el resto esperaría a la primavera para marchar por tierra para intentar llegar hasta zona controlada por España.


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