jueves, 23 de febrero de 2017

TURN, espias de Washington: La historia real (1ª parte)



  


  Turn,espias de Washington, serie televisiva de origen estadounidense que narra la historia de la red Culper, una red de espías coloniales que trabajaban para el ejercito continental  liderado por Washington, en la zona cercana a New York en tiempos de la guerra de la independencia norteamericana (1775-1783 ).

  Protagonizada por Jamie Bell (el actor principal de la oscarizada película Billy Elliot) en el papel de Abraham Woodhull, la serie ya ha completado tres temporadas, y se espera el estreno de la cuarta  (y ultima) temporada para principios de verano de 2017.

 Abraham Woodhull (Jamie Bell),en serios problemas.
  
 Más ocupado en pedir al congreso norteamericano fondos para comprar uniformes,alimentos y armas para sus soldados,  George Washington no había puesto excesivo interés en contar con una red de espías en territorio enemigo al principio de la guerra de independencia americana.

  Forjado en las guerras contra franceses e indios, Washington no consideraba necesario perder energías en espías cuando lo que realmente necesitaban sus soldados eran zapatos para cubrir sus pies descalzos y pólvora para sus mosquetes.

  Cuando Washington se convirtió en comandante en jefe del ejercito continental  en Boston en 1775, ni él ni sus oficiales sabían demasiado, no ya del enemigo, sino de sus propios soldados.Su primera tarea de inteligencia consistió en imponer un sistema interno de comunicaciones  y presentación de  informes. Oficiales y soldados escogidos debían tomar nota de los suministros existentes, las quejas de los soldados y la moral entre la tropa, y enviar los informes a través de la cadena de mando en el cuartel general de Washington.


  Solo cuando Washington tuvo un conocimiento exacto del estado de sus tropas comenzo a interesarse en tener información de las capacidades del enemigo. Hasta entonces, los informes recibidos en el cuartel general de Washington sobre las tropas británicas se basaban en rumores escuchados en tabernas y calles de las ciudades ocupadas, o la observación visual directa de fortificaciones y concentraciones de tropas inglesas.

  Por ejemplo, lo que Washington y sus oficiales conocían de las tropas británicas en Boston, los suministros que poseían y donde estaban acuarteladas se lo debían básicamente  a las noticias aparecidas en los propios periódicos de Boston y a unos cuantos civiles chismosos con buen oido.

  Cuando a principios de 1776 Washington decidió lanzar un ataque sobre Boston a través de su puerto, apenas tenia conocimiento del despliegue británico en la ciudad.Afortunadamente para los soldados de las trece colonias, los oficiales de Washington pudieron convencerle para que no llevase a cabo el ataque, que de haberse producido hubiera llevado a las tropas norteamericanas a enfrentarse a los ingleses en Boston sobre una superficie absolutamente helada.

  Washington creyo intuir entonces cual sería el siguiente movimiento britanico : el ataque sobre New York. El ejército continental pasó la primera mitad de 1776 fortificando New York,esperando ingenuamente que las tropas británicas se lanzarían en masa sobre la ciudad.

  Así que la logica llegada  de la flota británica a New York fue una sorpresa para los oficiales continentales, y obligó a Washingtonenfrentarse al problema de su casi absoluto desconocimiento de las intenciones del enemigo.

  Encargó a varios de sus oficiales conseguir información creible, pero los informes, realizados en base a charlas de taberna, subestimaban en gran manera las fuerzas britanicas, que un movimiento de pinza atraparon a buena parte de la guarnición continental en New York, derrotándolos en la batalla de Long Island el 27 de agosto de 1776.


  La derrota obligó a Washington  a retirar su ejercito de Manhattan y New Jersey, y por fin  comenzó a convencerse de la necesidad de disponer de un servicio de inteligencia minimante preparado. Aunque en los primeros meses se limitó a nombrar a los exploradores del ejercito y poco más.

  En el verano de 1777, la flota británica sorprendió de nuevo al ejercito continental, transportando un gran ejercito desde New York hasta la cabecera del rio Chesapeake. 

  Desde allí, los casaca rojas y los contingentes hessianos (tropas auxiliares de origen alemán que combatían para los británicos) marcharon sobre Filadelfia, que capturaron en septiembre tras derrotar de nuevo a los continentales en la batalla de Brandywine.

 Hessianos.

  Tras un año de derrotas, Washington decidió dedicarle más interés no solo a los exploradores de su ejercito,sino a  los espias.Durante la estancia del ejercito continental en Valley Forge,Washington revisó detalladamente las hojas de servicio de  sus oficiales y encargó a varios de ellos la tarea de investigar las posiciones británicas en Filadelfia.

  Uno de sus oficiales contrató como informante a la cuáquera  Lydia Darragh, que tras obtener información plausible  de las intencines británicas, salió de Filadelfia y atravesó las líneas para informar a Washington, que en junio derrotaba a los británicos en la batalla de Monmouth.

 Continentales en la batalla de Monmouth.

  El inicio de la intervención francesa en la guerra de la independencia americana en la primavera de 1778 dió un cambio total a la situación. Por primera vez, el ejercito continental iba a disponer de una poderosa  flota, la francesa, para poder desafiar la superioridad naval britanica, y bombardear y bloquear ciudades costeras en poder británico.

  Washington deseaba terminar la guerra lo antes posible, la desintegración de la economía norteamericana lo hacia necesario, y para ello se centró en atacar New York, la base principal del poder británico en Norteamérica.


  Para tener posibilidades de éxito en su ataque sobre New York,Washington iba a necesitar imperiosamente de un servicio de inteligencia que aportara información absolutamente exacta sobre la disposición y los movimientos de las tropas británicas en New York y los desplazamientos navales de su flota por la costa aledaña a la ciudad.

  Pero el entusiasmo con el que Washington y sus oficiales se acercaron al espionaje no era del todo correcto. Aunque militares veteranos en mil batallas, para el espionaje eran unos aficionados, que dedicaban su tiempo a los mensajes en tinta invisible, a los disfraces, a las rutas secretas a través de las líneas enemigas, códigos, seudónimos para los futuros agentes, etc, nada de organizar una verdadera red de informadores en New York.

 Una de las cartas con tinta invisible recibidas por Washington.

  La tarea de crear una autentica y eficaz red de espionaje en New York le fue entonces encomendada al mayor Benjamín Tallmadge, un graduado de Yale de 25 años de edad nacido en Long island.

 Benjamin Tallmadge.

  El mayor Tallmadge puso en marcha la Red Culper, que originalmente solo tenía dos miembros, Abraham Woodhull y Robert Townsend, que compartían el mismo pseudónimo “Samuel Culper”.Woodholl firmaba sus informes  como Samuel Culper senior, mientras Townsend firmaba como Samuel Culper junior.

  Townsend, un pacifista de una buena familia  cuáquera, vivía en la misma ciudad de New York,en donde poseia varios negocios , donde recogía información sobre los movimientos de tropas   británicas en la zona.Pasaba los informes a Woodhull,que a su vez los enviaba a “John Bolton”, el pseudónimo  que usaba Tallmadge,que a su vez los pasaba al general Washington.


(Continuara…)

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