jueves, 10 de agosto de 2017

1535 : El extraordinario viaje de Alvar Núñez “Cabeza de Vaca” (16 ª parte)






Viene de aquí :

  Desde Tamaulipas hasta Chihuahua, pasando por Coahuila, el prestigio de los 4 exploradores les precedia.Cada vez que el grupo llegaba a una nueva comunidad, se ponían en marcha una serie de festejos y rituales. Los nativos ofrecían refugio, comida y regalos (pieles, objetos decorativos, etc), a cambio de poder acceder al poder curativo de sus invitados. Y cuando terminaban su labor exitosamente, los festejos por la recuperación de sus pacientes podían durar días. Y cuando el grupo decidía continuar su marcha, los indígenas insistían en viajar con ellos,normalmente hasta el siguiente asentamiento de una nueva tribu.

  Entonces se producía una curiosa circunstancia que sorprendió a los 4 expedicionarios las primeras veces que lo presenciaron.

  Aquellos que habían acompañado a los expedicionarios, entraban en las chozas de los nuevos anfitriones y saqueaban todo lo que podían, llevándoselo a su propio poblado. Un cierto sentido de reciprocidad, los que dejaban a  los curanderos saqueaban a los que iban a disfrutar de ellos.

  Días despues, cuando los expedicionarios se desplazaban de  nuevo, los indígenas que habían sido saqueados saqueaban al siguiente pueblo, y a si sucesivamente.


Capitulo XXIX  de cómo se robaban los unos a los otros

  La costumbre empezó a degenerar peligrosamente, y algunos poblados quedaban literalmente arrasados.Tanto, que  comenzó a producirse un fenómeno algo diferente; algunos poblados, temerosos de los que podían hacer los recién llegados,comenzaron a recibir a los 4 curanderos fuera del poblado, para no ser saqueados. Los recién saqueados que acompañaban  a los curanderos, se enojaban por que no les dejaban saquear a ellos, y comenzaban las peleas, algunas de ellas autenticas batallas campales entre tribus, que producían muchos heridos, lo que representaba más trabajo para los 4 expedicionarios, que empezaron a  valorar la posibilidad de abandonar definitivamente a sus seguidores.

  Desde el rio Nadadores, el grupo tomó una ruta hacia el noroeste, caminando prácticamente en paralelo a las estribaciones orientales de Sierra Madre, atravesando más de 350 kilómetros de desierto y terreno quebrado que causó grandes penurias.

  A medida que se acercaban a  Chihuahua, el terreno se fue haciendo mas estéril,y la caza y la fruta empezaron a escasear.Finalmente llegaron  a un ancho rio, “un rio más ancho que el Guadalquivir en Sevilla” (seguramente, el rio Grande).

  Días después, el grupo llegaba a la confluencia de los ríos Grande y Conchos, una zona conocida hoy en día como la Junta de los Ríos, entre Presidio, en Texas, y Ojinaga, en Chihuahua. Allí divisaron un numeroso grupo de viviendas, que parecian ser de tipo permamente.Era el primer asentamiento que los expedicionarios veían desde que habían partido de Florida.

 ¿ Quizas lo que los expedicionarios españoles llamaban indios jumanos eran lo que ahora llamamos indios pueblo ?.

  Las islas y bahías que formaban los ríos en su confluencia eran propicios para la agricultura, sobre todo para el maíz, los frijoles y las calabazas.Los nativos que habitaban la zona eran denominados jumanos o patarabueyes, e intercambiaban sus excedentes alimenticios con otras tribus del sur de las grandes praderas,viajeros del golfo de Méjico y tribus nómadas del sureste de Méjico.

  (50 años después de la visita de Cabeza de vaca y los suyos, una nueva expedición española liderada por el comerciante Antonio de Espejo pasó por la zona, y pudo contar 5 grandes poblados donde vivían mas de 10.000 habitantes, que vivían en casas de adobe de techo plano. Los nativos le contaron la leyenda de la tribu, en la que tres cristianos y   un negro habían pernoctado allí durante varios días, sanando a decenas de personas).


  Las posesiones materiales de los nativos patarabueyes impresionaron a los expedicionarios.Tras pasar años pernoctando en tiendas de pieles de animales,pasar unos cuantos dias  con los habitantes de la Junta de los Ríos ,que vivían en amplias estructuras cuadradas cimentadas con gruesos pilares de madera y paredes enyesadas con barro,fue toda una esplendida novedad.

  Aunque carecían de elementos como simples ollas, para hervir el agua recurrían a  calabazas llenas de agua a las que añadían piedras calentadas al fuego. Cuando el agua hervía, añadían harina de frijoles o de maíz, y ponían mas piedras calientes en la parte superior, hasta que se formaban una especie de gachas o papilla muy espesa,que era la base de su alimentacion junto con la caza de pequeños animales.

  Periódicamente ,los nativos patarabueyes llevaban a cabo expediciones de caza del búfalo en las llanuras del noroeste de Chihuahua, matando gran número de animales según indica Cabeza de Vaca, destinando una parte para consumo propio de la tribu y un amplio excedente para comerciar con otras tribus.


  El grupo pasó unos cuantos días descansando en Junta de los Ríos e informándose de cuál era el mejor camino para proseguir su viaje.

  Los nativos les indicaron un camino bien conocido por ellos  : seguir el rio Grande hacia el noroeste durante dos semanas, un mal camino por que apenas encontrarían nada para comer aparte del fruto de un árbol que los nativos llamaban masarrones y cuyo fruto, parecido a las bayas de enebro, había que partir con piedras.

  Tras dos semanas de ruta, debían girar hacia el oeste, donde encontrarían gran cantidad de maíz.

  Tras aprovisionarse de toda la carne de venado que pudieron transportar, los expedicionarios marcharon rio Grande arriba, encontrándose con diversas tribus que les permitían pernoctar en sus poblados y les aportaban algo más de variedad alimenticia a base de algunas frutas y raíces comestibles.

  Tras 17 dias de viaje, el grupo giró hacia el oeste, caminaron  durante tres semanas, hasta que se toparon con las majestuosas montañas de Sierra Madre occidental, que les cortaban el paso hacia el oeste.

  Afortunadamente, una de las tribus asentada en la vertiente oriental de la sierra  se ofreció a guiarles por los pasos que atravesaban la cordillera, pasando muy cerca de la antigua ciudad de Paquime, una populosa ciudad de mercaderes que había dominado toda la zona entre el Oceano Pacifico y la Junta de los Ríos, aprox.

 Ruinas de Paquime.

  Paquime había sido un importante centro de intercambio  y comercio de objetos de cobre y conchas marinas, turquesas y los raros guacamayos rojos, usados por los chamanes para sus ceremonias más sagradas.

  Pero, apenas 50 años antes de la llegada de Cabeza de Vaca y los suyos, Paquime había quedado despoblada por completo,nadie sabe la razón,, y había sido arrasada por tribus nomadas, que no querían vivir en las ruinas de la ciudad y permanecían en sus aldeas en los campos que rodeaban Paquime.

  A finales de 1535 o primeros de 1536, tras una larga marcha de tres meses, el grupo llegaba a Tierra de Maíz, una región jalonada de aldeas sedentarias y grandes extensiones de maiz, la zona de los valles del norte de Sonora, en las laderas de Sierra Madre occidental.Alli, los sanadores siguieron realizando sus tareas “curativas” a  cambio de grandes  cantidades de harina de maíz, frijoles y calabazas. Cada vez que terminaban su trabajo en una aldea y continuaban su viaje, reciban regalos de los indígenas, que les agasajaban con mantas de algodón, coral del océano Pacifico y turquesas del tamaño de puntas de flecha. Pero el regalo más extravagante que recibieron en una ocasión fueron más de 600 corazones de ciervo, partidos por la mitad y secados al sol.



  Por eso, los españoles llamaron al lugar pueblo Corazones,aproximadamente en el curso medio del rio Sonora, auqnue no se sabe con exactitud.Alli, los indígenas iban cubiertos con unas anchas camisolas de algodón, y las mujeres además llevaban largas faldas de piel de ciervo, lo que a los ojos e los expedicionarios era toda una novedad:

“vimos las mujeres más honestamente tratadas que en ninguna parte de Indias que hubiésemos visto”


(Capitulo XXXI)

  Incluso aunque los sanadores españoles eran capaces de hablar al menos 6 lenguas indígenas, solo Estebanico era capaz de entenderse con absolutamente todas las tribus, gracias a su extraordinaria capacidad para aprender lenguajes y su dominio del lenguaje de signos.
 
   Un día, Estebanico informo a los otros de la razón por la que los indígenas pensaban que los españoles habían llegado del cielo: porque, cuando no sabían su origen, los indígenas siempre pensaban que el origen estaba en el cielo, con sus dioses.

  La ascendencia e influencia de los cuatro expedicionarios sobre los indígenas era tan grande, que Cabeza de Vaca empezó a cavilar como utilizarlo en su propio provecho y en el del imperio español.

  En lugar de convertir a los indígenas al cristianismo a través de la violencia, Cabeza de Vaca soñaba con sumar adeptos a la causa cristiana de una manera pacífica y humanitaria.

  Desde que Narváez había muerto, el adelantamiento que había obtenido del rey Carlos había quedado vacante, y Cabeza de Vaca tenía la idea de regresar a España y que el adelantamiento le fuera concedido a él.

  Así que Cabeza de Vaca y sus compañeros comenzaron a predicar a los indígenas las bondades del cristianismo,para hacer meritos ante sus valedores en España.


(Continuara…)

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